Diez ciclistas participaron en la entrega de sensores para medir la calidad del aire de Santiago en una actividad en el Parque Bustamante. La iniciativa se realizó en el marco del proyecto “Me muevo por un Santiago más limpio”, impulsado por una colaboración de académicos e investigadores del Centro de Investigación en Tecnologías para la Sociedad (C+) de Ingeniería UDD y el Laboratorio de Ecología, Territorio y Sociedad de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez.
El proyecto tiene como objetivo recolectar información sobre calidad del aire (específicamente material particulado fino o PM2.5) en diferentes rutas de ciclistas, contribuyendo así al conocimiento sobre este problema en nuestra ciudad y promoviendo las iniciativas de ciencia ciudadana.
“Buscamos involucrar a los ciclistas como científicos-ciudadanos para poder monitorear Material Particulado”, señaló Sebastián Diez, investigador del grupo EnviroHealth del C+ y quien lidera la iniciativa por parte de la UDD.
El proceso de recopilación de datos se realizará a través de sensores adaptados llamados HIRIS, los que fueron diseñados en el Centro C+ y con los que se ha trabajado en diferentes proyectos para medir Material Particulado.
“Estamos en una etapa piloto donde se van a probar los dispositivos, qué tan fácil es operar y cómo resolver ciertos desafíos para en un futuro masificar este proyecto”, sostuvo Ignacio Fernández, académico del Departamento de Ciencias de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez y uno de los responsables de la actividad.
Los ciclistas llevarán el HIRI instalado en su bicicleta, el cual captará la posición del ciclista mientras mide el nivel de contaminación de las rutas de cada uno.
Mauricio Osses, académico de la Universidad Técnica Federico Santa María y uno de los ciclistas voluntarios que llevarán los sensores, señaló que “me interesa saber cuál es el impacto que tienen los usuarios de transporte cuando estamos circulando y, sobre todo, a los ciclistas que son vulnerables a los accidentes y contaminación”.
Se espera que los voluntarios utilicen los sensores entre diciembre y enero, etapa en que se ajustará el funcionamiento de los dispositivos, para luego analizar los datos recolectados y compartir esta información con los mismos usuarios.